Rondando «Cinco Villas»

Viviendo en Donostia y viajando a Catalunya continuamente, esta pequeña escapada era de esperar… ¿cuántas veces he dicho eso de «algún día tenemos que parar aquí»?

Y os lo recomiendo de verdad. Seáis de un sitio o de otro, podéis hacerlo en este orden o al revés y lo disfrutaréis seguro, porque es un paisaje tranquilo y relajante y tienes lugares escondidos que dejan con la boca abierta. Así que abrocharos el cinturón y ¡empecemos a hacer camino en dirección a Zaragoza!

Como os comentaba, nuestro punto de origen, y por lo tanto de salida, es Donostia – San Sebastián, y como no queríamos estar más de una noche, nuestra idea era visitar por el camino hasta la zona de Riglos unos cuantos pueblitos con encanto, y al día siguiente visitar la zona.

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Pre-viaje

Las Cinco Villas que le dan el nombre a esta comarca, son Tauste, Ejea de los Caballeros (capital comarcal), Sádaba, Uncastillo y Sos del Rey Católico.

Nuestra intención no era visitar las cinco, solo escogimos unos cuantos pueblos, pero seguro que todos son muy recomendables, y si tenéis un día más, os recomiendo hacer las rutas que turismo os recomienda, según vuestros intereses:

  • Si sois de vivir la naturaleza y lugares pintorescos, aquí encontraréis una buena ruta.
  • Desde este enlace os podéis descargar el pdf con la ruta de las juderías.
  • Si os gustan los castillos, aquí tenéis otra buena opción.
  • Y en esta otra página la ruta del románico con obras impresionantes.

Podéis solicitar catálogos, mapas y otras rutas en el formulario de contacto de la web.

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Nosotros escogimos los lugares que más se repiten en cada una de las rutas: Sos del Rey Católico, Uncastillo, Biel y una pequeña parada antes en el Castillo de Javier.

Al día siguiente, como veréis, nos quedamos por los alrededores de Riglos.

En esta zona suele hacer frío en invierno, en verano calorcito, a nosotros nos tocó buen tiempo pero el primer día viento bastante molesto.

Cómo conocerlo:

Día 1: Conociendo al hacer camino

Nos levantamos a buena hora y salimos directos a Sos del Rey Católico. Se tarda en llegar algo más de hora y media (por la AP15 y luego la A-21).

Antes de llegar hicimos una paradita en el Castillo de Javier por la NA-5410. Entrada 2,75€. Hay aparcamiento gratuito.

P1040145_IJFR.jpgEl castillo es precioso y tiene buenas vistas. En su interior hay unas maquetas que representan escenas de la vida del santo, que nos gustaron mucho. También reliquias y objetos de sus viajes por Asia, muy interesantes.

Después, nos tomamos un cafetito en el hotel que hay por el camino, por cierto, muy barato (o es que estamos acostumbrados a los precios de aquí…), ¡todo un lujo que nos sirvieran en una de las salas!

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Nuestra segunda parada fue en Sos del Rey Católico. Hay bastante que visitar, para no enrollarme mucho os dejo aquí un enlace con información. Aun así, en una hora lo podéis ver con tranquilidad.

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El conjunto histórico se encuentra muy bien conservado (siglo X), también las murallas, iglesias y plazas de alrededor, sin haber casas de nueva construcción como ocurre en otros lugares, que rompan todo el encanto. Destaca el Palacio de los Sada, donde nació Fernando el Católico en 1452.

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Como curiosidad veréis que hay sillas que homenajean a Luis García Berlanga y la película que rodó en el ’85 bajo el título de «La vaquilla».

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Anduvimos callejeando, y tomamos un aperitivo en un lugar llamado «Bar Landa», también muy barata la media ración de bravas  (más que suficiente), y un par de vinitos.

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De aquí, continuamos viaje hasta el pueblo «Uncastillo«, a 33 minutos (unos 24 kilómetros) por la A127.

Se ve rápido, pero merece la pena llegarse por su riqueza en patrimonio y lo bonito que es en el conjunto arquitectónico, donde vivieron celtas y romanos. Coincidimos con procesiones, aunque no vimos ninguna, pero estaban engalanando las calles con unas bonitas y peculiares flores de papel.

En la plaza nos tomamos unas croquetas riquísimas del último bar (no recuerdo el nombre) y unas bolas de marisco.

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La siguiente parada, Luesia, un pequeño pueblo muy parecido al siguiente, Biel, con un conjuntos arquitectónicos muy bonitos, de tipo románico y medieval respectivamente, sendas juderías donde callejear y admirar palacios, plazas y casas señoriales, y por último y en ambos se pueden visitar los castillos fortalezas en bastante buen estado de conservación (en el de Biel nació Alfonso el Batallador).

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Si os apetece dar un paseo, en Luesía, donde el castillo de Sibirana, hay una ermita, el pozo de Pigaloy siguiendo el río Arba algunas cascadas y charcas muy bonitas.

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En Biel paramos en «El Caserío», en la calle Mayor del pueblo. Tanto picotear nos dejó sin hambre y nos tomamos al solecito de su terraza unos cafés. Pero por los olores que emanaban de la cocina y la decoración y ambiente, tan originales, nos obligó a tomar nota para quedarnos a comer una próxima vez.

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Como ya era tardecito y nos quedaba una hora de camino (las carretaras no permiten mucha velocidad), volvimos a la carretara ya dirección Murillo de Gállego, donde teníamos nuestra habitación reservada.

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En este pueblo hay un montón de ofertas para hacer deportes de aventura. Desde puenting hasta rafting. Nosotros dimos una vuelta por allí y descansamos un poco.

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Para cenar nos recomendaron un camping cercano (aunque os digan que está lejos, a 2 kilómetros, se puede ir perfectamente dando un paseillo, no hay ni 15 minutos). Como estaba lleno, seguimos buscando. Hay un bar de bocatas, pero es al aire libre y había refrescado, un pequeño restaurante donde dan pizzas y platos, pero optamos por quedarnos en un hotel Spa donde había menú de 20 euros, muy rico y de mucha variedad. Nos gustó todo y ¡nos quedamos con ganas de probar más cosas!

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Nos hablaron también de un bar donde tomar una copa, pero decidimos irnos a dormir, que al día siguiente ¡teníamos muchas cosas que ver!

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Día 2: Riglos y vuelta

Nos quedamos a desayunar en el mismo hotelito y recogimos rápidos para ponernos en camino.

La primera visita fue al Castillo de Loarre. Es precioso tanto por el enclave por cómo lo conservan.

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La entrada es de 4,5 euros  (6 con guía). El interior la verdad es que está pelado y no es nada del otro mundo.

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Hay parking gratuito al lado mismo y una tienda donde además de los tickets podéis tomar algo, si hace bueno en la terracita, donde hay unas vistas increíbles.

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Después, y antes de dirigirnos a Riglos, fuimos ver unos «mini mallos» de una localidad cercana; Mallos de Aguero. Llegaréis en 10 minutos por una pequeña carretera de curvas, y vale la pena, es pequeñito pero el conjunto de las casas con los mallitos detrás es una vista diferente. Allí nos tomamos un aperitivito (ultra barato) y a seguir camino…

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Callejeando veréis su iglesia en un alto, casas típicas de la zona, y como en todos esos pueblos, hostales para veraneantes que quieren hacer escalada u otros deportes de aventura, y para los muchos aficionados a la caza, que pueblan el invierno frío del lugar.

Ya sólo nos quedaba la visita estrella, Mallos de Riglos. Nuestro plan, fue sencillo: un paseo por el pueblo, callejeando entre sus casas, lo cual no os llevará mucho tiempo.

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Admirar los mallos desde el máximo de perspectivas:

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Y comer en algún lugar del pueblo mientras observábamos a los escaladores:

Y finalmente, emprendimos regreso sin poder evitar hacer alguna paradita para ver lo que tanto nos ha gustado y ya dejábamos atrás.

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EP1040215_IJFR.jpgl camino y el paisaje de todo el viaje nos hicieron olvidarnos de los bastantes kilómetros que recorrimos en un par de días, nos relajamos muchísimo y cogimos fuerzas para la vuelta, así que espero que sigáis mi consejo y ¡no dejéis de mirar por la ventanilla!

Dónde dormir:

Hay una oferta amplísima, nosotros nos quedamos en Casona de la Reina Berta, nos encantó tanto por el trato como por la ubicación, vistas, y decoración.

Otras ideas:

Tomad un baño:

Si el tiempo, climatológicamente hablando, os lo permite, no dejéis de visitar las pozas o piscinas naturales que hay a escasos kilómetros de Murillo. Podéis daros un baño en aguas termales naturales y sin coste. Aquí tenéis más información, aunque yo creo que lo mejor es preguntar en el alojamiento para que os indiquen. .

Más cine:

Debido a la película «8 apellidos vascos», algunos pueblos de Euskadi han atraído mayor turismo, si cabe, y Leiza se ha dado a conocer. Si venís de ruta hasta aquí o bien si volveís como en nuestro caso, podéis hacer una merienda o cena en el bar Beatrizenea. Una tortilla de patatas espectacular, pero también otros platos de la zona, caseros y a muy buen precio (Done Mikel kalea, 2).

Fotos propiedad de Iñigo Madina.

 

5 comentarios en “Rondando «Cinco Villas»

  1. Espléndido reportaje Eva!
    Me alegro mucho de tu visita a MI castillo y a tantos lugares de Navarra y Aragón que he conocido desde mi infancia y a los que he vuelto a lo largo de mi vida. Magníficas fotografías las de tu acompañante, le felicito aquí. Me hace mucha gracia tu insistencia en el low Cost de los sitios, ay qué pedazo de buena catalana eres!
    Te envío un fuerte abrazo desde Brooklyn, Nueva York
    Xabier

    • Pues sí, Javier, me sale solo 🙂
      Pero además, quiero aprovechar el blog también para animar a la gente a que haga viajes y escapadas, sea cual sea su presupuesto, porque hay magníficas cosas que ver y de las que disfrutar y no por ello hay que gastar mucho dinero… El tiempo no vuelve y creo que sea cual sea nuestra situación en un momento dado, no hay que dejar pasar la oportunidad de salir… Aunque sea low-cost, como dices tú, porque independientemente de lo que invirtamos, los sitios siempre serán alto nivel! 😉

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